PRESENTACIÓN


Un demonio feliz…
Después de un largo descanso de nuestra producción literaria, la Revista Regional de Ciencias Sociales, edita una segunda producción con el objetivo de rendir un merecido homenaje a nuestro entrañable maestro José María Arguedas Altamirano (18 de Enero de 1911 – 2 de Diciembre de 1969). La palabra maestro para este caso debe ser entendida como la apreciación que tenemos sobre él, y lo valioso que ha sido sus aportes para nuestra formación profesional; aunque generacionalmente no hayamos gozado de la satisfacción de haberlo acompañado en vida.  
En la presente edición recopilamos algunos escritos pocos difundidos, que fueron compendiados por personalidades que compartieron momentos determinados junto a Arguedas. Es así que estos trabajos se entremezclan con iniciales investigaciones de nuestra parte y que deben servir para generar el dialogo y los estudios sobre los trascendentales aportes de Arguedas.

HUALHUAS, UN PUEBLO DE TEJEDORES

En Hualhuas todos son tejedores, la mayoría profesionalmente. Nemesio Ráez, en la excelente Monografía de la Provincia de Huancayo, publicada en 1899, atribuye a Hualhuas la especialidad de la carpintería. Nuestros informantes más viejos estuvieron de acuerdo en que el primer telar fue traído a Hualhuas hace aproximadamente 50 años. Algunos sostienen que fue traído de Huancavelica, otros que de Carhuamayo, Tarma. En la actualidad, prácticamente en cada casa hay uno o más telares.

Los telares antiguos eran fijos; los carpinteros de Hualhuas y Saño, obedeciendo las instrucciones de los tejedores, construyeron después telares de «mesa» transportables. Fue la primera innovación. Pero algunos artesanos con experiencia técnica adquirida en Lima, y otros, como fruto de sus propias observaciones, han introducido más reformas a los antiguos telares. Cambiaron muchas de las piezas de madera por otras de metal; las mandaron fabricar en Huancayo. Eliminaron partes no funcionales y sus telares han ganado en rapidez y manuabilidad.
Industrias Populares en el Valle del Mantaro

Por. José María Arguedas


Las industrias populares constituyen una fuente muy importante de ingresos económicos para las comunidades del valle del Mantaro y para las ciudades de Jauja y Huancayo. Las artes e industrias manuales han recibido la influencia de los muchos y poderosos agentes que en esta zona han determinado y continúan impulsando un cambio de cultura acelerado. En el presente artículo nos vamos a ocupar únicamente de algunas de las industrias con relación al tema propuesto.

Textilería

El centro principal de producción de tejidos es el Distrito de Hualhuas, de la Provincia de Huancayo. En tanto que en las comunidades del sur del valle la técnica y las formas sociales del trabajo no han cambiado, en Hualhuas funcionan talleres y existe un incipiente personal de obreros que trabaja a jornal; se han perfeccionado los antiguos telares verticales y se ha difundido de tal manera el empleo de las maquinas tradicionales, que el hilado en el uso familiar casi no existe; se utiliza únicamente para aprovechar el tiempo, cuando las mujeres realizan tareas en el campo: hilan mientras caminan.

En la comunidad de Sapallanga, a 8 km. al sur de Huancayo, los tejedores no trabajan para el mercado; tejen solo por encargo. Y, frecuentemente, el artesano todavía se establece en la casa de quien le encarga el trabajo. El contratante toma al tejedor como a un domestico a quien debe alojar y alimentar. El artesano cobra por metro de tela o por pieza.

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