Industrias Populares en el Valle del Mantaro

Por. José María Arguedas


Las industrias populares constituyen una fuente muy importante de ingresos económicos para las comunidades del valle del Mantaro y para las ciudades de Jauja y Huancayo. Las artes e industrias manuales han recibido la influencia de los muchos y poderosos agentes que en esta zona han determinado y continúan impulsando un cambio de cultura acelerado. En el presente artículo nos vamos a ocupar únicamente de algunas de las industrias con relación al tema propuesto.

Textilería

El centro principal de producción de tejidos es el Distrito de Hualhuas, de la Provincia de Huancayo. En tanto que en las comunidades del sur del valle la técnica y las formas sociales del trabajo no han cambiado, en Hualhuas funcionan talleres y existe un incipiente personal de obreros que trabaja a jornal; se han perfeccionado los antiguos telares verticales y se ha difundido de tal manera el empleo de las maquinas tradicionales, que el hilado en el uso familiar casi no existe; se utiliza únicamente para aprovechar el tiempo, cuando las mujeres realizan tareas en el campo: hilan mientras caminan.

En la comunidad de Sapallanga, a 8 km. al sur de Huancayo, los tejedores no trabajan para el mercado; tejen solo por encargo. Y, frecuentemente, el artesano todavía se establece en la casa de quien le encarga el trabajo. El contratante toma al tejedor como a un domestico a quien debe alojar y alimentar. El artesano cobra por metro de tela o por pieza.
En la comunidad de Viques, a 12 km. hacia el sur, solo tejen las mujeres, y, de ellas, mucho más las solteras. Es costumbre que cuando tejen aseguren con una tranca la puerta de sus casas. Las mujeres de Viques tejen para el mercado, pero unicamente fajas (aklla o challpi wathrako). Son estas fajas, de tejido llamado "estambre", las más finas y bellas muestras de la industria popular textil del valle.


Aklla (escogido o selecto) es el nombre genérico de las figuras que decoran los tejidos. En las fajas de Viques ocupan franjas transversales y en los tejidos de mayor dimensión forman un mayu (rio) que cruza la extensión del tejido. En el Cusco se llama pallay a las figuras ornamentales. Esta palabra significa lo mismo que aklla. Cada figura tiene un nombre, lo mismo que en el Cusco. La nomenclatura es extensa para las fajas, porque en ellas se hace un verdadero alarde decorativo. Originalmente constituían la demostración de la máxima habilidad e inspiración de las solteras y, aunque con finalidades algo diferentes, siguen cumpliendo todavía esa función.

Tanto en Sapallanga como en Viques, las figuras decorativas de los tejidos tienen la misma estructura que hace cincuenta o doscientos años. Los temas han cambiado; el tejedor viquesino, especialmente, ha incorporado el avión, el pavo real, el buque como figuras decorativas. Pero todos lo temas exoticos han sido tratados con la misma técnica y en los mismos campos que los antiguos. Ocurre con frecuencia que en una faja no se encuentran ya figuras autóctonas, excepto las rayas transversales menudas con que comienza y termina cada faja, el tonqori (traquea); sin embargo, el challpi wathrako tiene la misma configuración y causa el mismo efecto visual que los que aún muestran figuras nativas. Es que el tratamiento técnico, en el color y en la disposición estructural de las figuras, no ha cambiado. Conviene llamar la atención, sin embargo, hacia el caso notable del tren: una alta proporción de fajas muestran en su parte central, ocupando casi un tercio del tejido, una locomotora con varios coches; se ha descrito el humo, a los brequeros, las iniciales del tren, los pasajeros. La presencia así tan exaltada de esta máquina moderna se debe a que el ferrocarril de Huancayo a Huancavelica pasa por Viques y tiene una estación en el pueblo. Aparece como una figura descomunal, finamente dibujada, entre los temas delicados y antiguos que ocupan pequeñísimos espacios en los extremos del tejido.

Ni en Viques ni en Sapallanga la industria textil popular ha podido escapar todavía de los cauces de la muy antigua tradición. En Viques, el trabajo de tejer se halla aun estrechamente vinculado con las normas que rigen la vida de la mujer.

Las viquesinas llevan a vender fajas a la feria de Huancayo; pero no alquilan puestos en el sector de tejidos, se colocan entre las vendedoras de comestibles, en la undécima cuadra de la calle Real. Aparentemente no dedican sus productos a las otras clases sociales. Los turistas las encuentran con dificultad, en tanto que las fajas que se fabrican en San Jerónimo y en Huamanmarca se exhiben de manera alardeante, en la tercera cuadra, y están ornamentadas casi con los mismos temas que los de Viques, pero en proporciones y espacios libremente manejados, en función no solo de los intereses del creador sino del vasto mercado de la feria a la que concurren campesinos, mestizos y un importante público urbano.


[1]     El presente artículo ha sido tomado de la Revista ANTHROPOLOGICA Nº 19, Año 2001. pp. 415 - 423   

Articulos

Copy Right Todas Las Sangres @2012. Con la tecnología de Blogger.

Primera Edición